Como toda floración marchita,
y toda juventud con la edad decae,
así florece cada etapa de la vida,
florece cada sabiduría y cada virtud a su tiempo,
y no debe durar eternamente.
El corazón, a cada llamada de la vida,
debe estar presto a la despedida y recomienzo,
para entregarse con valor, sin luto, a otras nuevas ligazones.
Cada comenzar está lleno de un encanto que nos protege y nos ayuda a vivir.
Hemos de atravesar alegres espacio tras espacio, no depender de hogar alguno,
el espíritu del mundo no quiere atarnos ni angostarnos,
quiere levantarnos peldaño tras peldaño, ampliarnos.
Apenas nos aclimatamos a un círculo de vida,
y nos acostumbramos confiadamente, cuando ya amenaza el adormecimiento,
solamente el que está preparado al rompimiento y al viaje puede escapar del paralizador acostumbrarse.
Quizá todavía la hora de la muerte nos envíe espacios nuevos, nunca tendrá fin en nosotros la llamada de la vida... ¡
Bien, pues, corazón, despiértate y sana ¡
ah caray ¡,
y eso lo dijo nada más y nada menos que uno de los escritores más chidos que he leido .. Hermann Hesse
me gustó , ta chido
1 comentario:
ta bueno!!!!!!! saludos ;)
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